Alejandro Navarro es, para muchos, el mejor profesor del mundo, o por lo menos el más comprometido. Durante años trabajó en la ciudad Del Río de Texas, Estados Unidos , y hasta casi su último aliento estuvo dedicado a la enseñanza.
Al saber que iba a ser ingresado a urgencias por un padecimiento distinto a la COVID-19, el profesor Navarro empacó su computador para poder avanzar en la calificación de los exámenes de sus alumnos desde el centro médico.
Su hija, Sandra Venegas, compartió la historia en redes sociales: “Este es mi papá el día antes de que falleciera, preocupado por acabar de revisar los reportes de sus estudiantes. Sabía que terminaría en urgencias y por eso se llevó el computador”.
La mujer, nacida en West Covina (ciudad del condado de Los Ángeles), contó que los doctores le advirtieron a Navarro que su corazón podía detenerse y le pidieron que decidiera qué hacer en ese caso: reanimación cardiopulmonar, intubación o que lo dejaran marcharse en paz.
“Los doctores iban y venían para verlo. Le hicieron varios exámenes. Él contestó todas sus preguntas y continuó entregando calificaciones”, añadió Sandra, quien recordó que la última vez que lo vio, previo al momento de la foto en el hospital, fue el pasado 4 de diciembre, aún ocupado con su trabajo pese a su deteriorada salud.
Pese al inmenso orgullo que su padre le despertaba, Sandra hizo una importante reflexión sobre el exceso de trabajo de los docentes. “La última vez que lo vi fue el lunes. Él se la pasó trabajando las dos horas que estuve en su casa. Desearía haberle cerrado el computador y disfrutado tiempo junto a él”, dijo.
Y agregó: “Los profesores hace muchas horas extras, horas que ni ellos perciben. Incluso durante la pandemia, ellos se preocupan por completar sus tareas Si estás casado con uno, ayúdales a establecer límites. Si eres la hija / hijo de uno, no dejes que trabajan una vez que estén en casa. Sé amable con tus maestros”, concluyó Sandra en su publicación, que ya cuenta con más de 78.000 compartidos y 24.000 ‘me gusta’.