Intentaron ahorcarme 3 veces, me oriné en la ropa: desgarrador testimonio de víctima de policías en Bogotá

Los hechos se registraron el 24 de septiembre y la víctima fue un funcionario del Inpec que tardó un mes en hacer la denuncia por miedo a represalias contra su vida y familia.

Juan Ricaurte, dragoniante del Inpec que trabaja en la cárcel La Picota, denunció ser víctima de tortura por parte de policías en la localidad de Kennedy. Sobre la acusación, respaldada con un video, el abogado del afectado habló con Blu Radio.

Según se conoció a través de videos que circularon en redes sociales, los hechos se registraron el pasado 24 de septiembre del presente año. Además, el funcionario aseguró que tardó un mes en hacer la denuncia por miedo a represalias contra su vida y familia.

«Formalmente se radicaron documentos de denuncia el 27 de octubre ante los entes de control, incluyendo la Metropolitana de Bogotá, donde se anexaron los respectivos videos y la secuencia de los hechos», contó el defensor de Ricaurte a la frecuencia radial.

Según Ricaurte, no es cierta la versión de la Policía de que estuviese haciendo disparos al aire y que los uniformados intentaron llevársela sin ningún tipo de justificación, pues no estaba siendo portada y se encontraba guardada en un establecimiento comercial de la familia.

«En la tienda de mi suegro nos encontrábamos hablando con unos vecinos. Estaba cerrado para el público, cuando vemos que baja la Policía, para un procedimiento de rutina, de forma rápida, como lo muestran los videos», narró inicialmente la víctima.

«Posteriormente hacen una ronda, paran en el negocio, nos solicitan una requisa a lo cual se accede sin ningún tipo de inconveniente, así como la entrega de documentos de identidad», narró el dragoniante del Inpec a la emisora ante la pregunta de los periodistas.

Y añade que los uniformados ingresaron «al establecimiento sin ningún tipo de permiso ni nada por el estilo, saca un arma traumática que es de mi propiedad y cuenta con todos los documentos». Sin embargo los policías deciden llevarse el arma sin un documento que soporte la supuesta incautación.

«Lo único que manifiestan estos uniformados es que se la llevan, que la reclame mañana, ante lo cual no me suministran ningún tipo de documento», añadió. El demandante aseguró que en tres ocasiones lo intentaron asfixiar, dos de ellas, al parecer en represalia por reclamar que se le diera algún tipo de soporte de la retención del arma traumática.

«Eso sucedió en tres ocasiones. Inicialmente fue porque saqué mi celular y estaba grabando el procedimiento. Al ver la negativa de que me entregaran un soporte sobre el arma. Los grabé y les señalé que había cámaras en el sector. Eso enfureció a los uniformados y me tiran al piso, me esposan y el resto de los hechos ya se conoce», describió.

«Cuando estoy esposado en el barrio Palenque, tengo un problema respiratorio, estoy de pie y a la negativa, al sentarme, uno de estos uniformados, el mismo que inició la lesiones contra mí, me tira, me ahorca, me coloca la rodilla en el piso. Lo muestran los videos», complementó.

La tercera oportunidad en que intentó ser asfixiado, según el denunciante, fue en la URI de Kennedy, por negarse a suministrar la clave de su teléfono celular.

«Se suma a estas lesiones un señor patrullero que estaba en la celda, de apellido Mondragón al parecer. Soy desmayado dos veces allá también en la modalidad de ahorcamiento, porque me negaba a darles la contraseñal del celular, el cual estaba en propiedad de los uniformados», aseguró Ricaurte.

Según el testimonio de Juan Ricaurte, en ningún momento opuso resistencia ni se negó a los procedimientos.

«En la segunda agresión ya se muestran bastantes uniformados y lo que trato es como forcejear porque ya estaba reducido, enganchado, me superan en número. No me encontraba bajo sustancias psicoactivas porque no las consumo. No me encontraba bajo estado de embriaguez porque tampoco es así. Es ilógico que vengan a excusarse», sostuvo.

De acuerdo con el denunciante, adicionalmente, los uniformados no le permitieron ir al baño, por lo que no tuvo más remedio que orinar su propia ropa.