Brasil superó este martes las 5.000 muertes a causa del nuevo Coronavirus, tras registrar en las últimas 24 horas un récord de 474 fallecidos, una situación calificada por el ministro de Salud como un «agravamiento de la situación» en las regiones más afectadas.
«Tenemos que abordar esto como un problema, como una curva que viene creciendo, como un agravamiento de la situación», declaró el ministro Nelson Teich en una breve rueda de prensa en Brasilia.
Teich, que reemplazó hace dos semanas al destituido Luiz Henrique Mandetta, precisó que ese agravamiento «sigue restringido» a estados que están viviendo «mayores dificultades», como Sao Paulo, Rio de Janeiro, Pernambuco, Ceará y Amazonas.
Consultado sobre el aumento de muertos, el presidente Jair Bolsonaro, muy cuestionado por su escepticismo ante la pandemia y su campaña contra la cuarentena, dijo: «¿Y qué? Lo lamento. ¿Qué quieren que haga qué? Soy Messias [por su segundo nombre], pero no hago milagros», afirmó.
Con 5.017 muertos por la COVID-19, Brasil registra la cifra más alta de fallecidos de Latinoamérica y supera los 4.633 muertos reportados por China, donde la epidemia se originó a finales de 2019. El número de contagios subió un 8 %, a 71.886.
La cifra de 474 muertos representa un aumento del 10% en relación al día anterior, detalló el ministerio, si bien aclaró que 146 de esos fallecidos fueron registrados en los últimos tres días.
Con más de 210 millones de habitantes, Brasil marcó un nuevo récord, pero según expertos el número de contagiados con COVID-19 podría ser entre 12 y 15 veces superior debido al gran número de casos no detectados por la poca disponibilidad de test.
El Ministerio de Salud indicó que otras 1.156 muertes están en investigación.
Ciudades en dificultades
El estado de Sao Paulo, el más rico y poblado del país, es el más golpeado por el nuevo Coronavirus, con 2.049 muertos (cerca del 40% del total) y 24.041 contagios (más de un tercio del total).
El secretario de Vigilancia Sanitaria, Wanderson de Oliveira, dijo que se prevé una «situación de más intensa transmisión» del virus en la región metropolitana de Sao Paulo, así como en las ciudades de Rio de Janeiro, Recife, Fortaleza y Manaos.
Los estados de Sao Paulo y Rio de Janeiro tiene ocupadas el 60% y más del 70%, respectivamente de sus plazas de unidades de cuidados intensivos (UCI).
Manaos, capital del estado Amazonas, es una de las urbes que más preocupa, al tener ocupadas más del 95% de sus UCI, haber comenzado a sepultar a los muertos en fosas comunes e instalar camiones frigoríficos en las afueras de los hospitales para conservar los cuerpos.
Amazonas concentra además la mayor población indígena del país, que históricamente han sido diezmados por virus importados.
Según la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), el número de indígenas fallecidos subió a 15 el lunes, un salto del 50 % en los últimos cinco días. El número de contagios, de su lado, llegó a 89.
Bolsonaro, que denominó a la COVID-19 como una «gripecita», busca flexibilizar el aislamiento social para evitar consecuencias más graves en la economía.
Sin embargo, los gobernadores de los estados sostienen que la medida sigue siendo necesaria ante la saturación del sistema de salud, si bien algunos han flexibilizado algunas medidas o estudian hacerlo en las próximas semanas.
Bolsonaro destituyó al anterior ministro de Salud por oponerse a la flexibilización del confinamiento, y lo reemplazó por Teich, un oncólogo que desde que asumió el cargo ha planteado la necesidad de un plan poscovid para Brasil.
Teich, no obstante, afirmó esta semana que las medidas de aislamiento no se revertirán de un día para el otro | AFP