Policías de toda la región del Urabá, y en varios municipios del departamento de Córdoba, están en máxima alerta tras una advertencia que hace un supuesto patrullero de la Institución sobre un macabro plan que ejecutaría el Clan del Golfo: envenenar policías.
“A una carnicería en Cereté llegaron integrantes del Clan de Golfo a ofrecerle 15 millones de pesos al señor para que envenenara todos sus productos y suministrárselos a los policiales que vienen a mercar ahí en su carnicería”, explica el supuesto policía en un audio.
El supuesto agente pidió a sus compañeros extremar medidas. “El señor puso en conocimiento de manera inmediata al comandante de Cereté [municipio de Córdoba]. Entonces, para alertar ahí a todas las unidades, que esos bandidos están buscando cualquier método para atentar contra las integridades de nosotros”, añadió.
A esta terrible advertencia de envenenamiento de policías se suma el paro armado programado por la peligrosa estructura criminal para los próximos días en al menos 100 municipios que comprenden los departamentos de Sucre, Bolívar, Córdoba, Antioquia y Cesar.
Dicha situación obligó a la fuerza pública a enviar casi mil hombres a esas regiones con instrucciones precisas, entre ellas la de proteger a la población civil, a pesar de que las autoridades están haciendo la investigación para determinar si el audio es real.
“Esos municipios es donde hemos dado las instrucciones para que lleguen los escuadrones móviles de Carabineros en un trabajo totalmente integrado con el glorioso Ejército Nacional y con la Fuerza Aérea”, indicó el director de la Policía Nacional, general Jorge Vargas.
El oficial tiene una hipótesis sobre lo que busca el Clan del Golfo con estas acciones criminales. “Sabemos que quieren colocarle presión al gobierno electo. Esto ha sido parte de la intención histórica de ellos de hacerse notar y que no son narcotraficantes”.
El general Vargas además resaltó que a esas zonas enviaron, además, más de 200 agentes de inteligencia para capturar especialmente a los cabecillas de la peligrosa organización criminal que hasta lo que va corrido del año ha asesinado a más de 36 policías asesinados.
La última víctima fue la patrullera Leidy Sánchez Montoya, de 25 años, quien perdió la vida en la mañana del miércoles en medio de una operación contra el narcotráfico en la zona rural de San Pablo, Bolívar, al noreste del país. Otros cinco resultaron heridos.